28/3/13

La familia Kraft y su Árbol de Pascua

I      II      III
Esta es la historia de Volker Kraft y su manzano decorado con huevos de Pascua: un sueño hecho realidad.

Nació en Salfeld (Alemania) donde celebran la Pascua con una costumbre legendaria de tener un “ostereierbaum" (en alemán árbol decorado con huevos de Pascua). En el año 1940 cuando Volker Kraft era un niño, al ir al colegio vio un árbol precioso decorado con huevos de Pascua y pensó: “Algún día yo tendré un árbol igual”.

Pasaron los años, contrajo matrimonio con Christa y juntos plantaron un manzano en el pequeño jardín de su casa. Nacieron sus hijos y en el año 1965 Volker Kraft logró su sueño de niño: tener su propio ostereierbaum.

Al principio sólo tenían 18 huevos coloreados por sus hijos y se sentía muy feliz al ver el mismo brillo en sus ojos que él había tenido hacía veinte años.

El árbol empezaba a crecer muy deprisa y se necesitaban más huevos. Como Volker y su esposa Christa no podían comprar y menos desperdiciar tantos huevos, empezaron a perforarlos utilizando su contenido para cocinar y hacer dulces, guardando las cáscaras para poder decorarlas.

Sus hijos crecieron, llegaron los nietos y su ostereierbaum creció simultáneamente. La ilusión y tesón de la familia Kraft se incrementó.

Christa Kraft no ha cesado de innovar: en el año 2008 comenzó a forrar los huevos con ganchillo en diferentes colores y diseños llegando hasta la cifra de más de 1000 huevos, 300 de ellos envueltos con figuras de azúcar y perlas. Al año siguiente taladró con una broca pequeña los huevos para convertirlos en huevos sorpresa para sus nietos.

Su hija Gabriela Rumrich es la artista de la familia, diseñó los patrones con colores plata y oro, con adornos del paisaje y del pueblo. Para el tronco eligió mariquitas y abejorros además de otros animales como ratones, peces, tortugas, ranas y cerdos completando la serie.

Esta primavera son 10.000 huevos los que decoran el árbol. Empezaron la decoración aproximadamente cuatro semanas antes de Pascua, invirtiendo más de dos en colgarlos.

El árbol despertaba la admiración de sus paisanos y, después de la caída del Muro de Berlín, se construyó muy cerca de su casa una clínica de rehabilitación con la que llegaron los primeros visitantes extranjeros que informaron a la prensa local extendiendo su popularidad por toda Alemania.

Año tras año, el interés de la prensa, la radio y la televisión aumentó acudiendo visitantes de Luxemburgo, Austria, Holanda, Inglaterra, China y Estados Unidos, entre otros. La familia Kraft se siente orgullosa de que tanta gente visite su ostereierbaum. No hay horario de apertura y la entrada es libre. Sólo piden que les telefoneen si llegan en grupos o desde muy lejos para que alguien los espere y no se encuentren el jardín cerrado.

Durante la Pascua, el ostereierbaum puede ser visitado a partir de las nueve de la mañana durante todo el día.

Para Volker Kraft la mejor recompensa por todo el trabajo son las sonrisas de los niños que le evocan su infancia.

Una linda tradición familiar que conserva en su árbol de Pascua los primeros huevos multicolores que la iniciaron y que, aunque se nota en ellos el paso del tiempo, le infunden más cariño y mérito.

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