22/7/13

Patek Philippe: relojeros singulares

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Me encantan los relojes clásicos y al ver el modelo Calatrava de la firma de relojes ginebrina Patek Philippe que aparece en el artículo de la revista SPEND IN en el que se detalla: “Este reloj hace resaltar, con toda simplicidad, las horas y los minutos. No muestra ni los segundos, ni la fecha, ni otras indicaciones adicionales, solamente el tiempo que transcurre, en su forma más pura. Centrándose así en lo esencial”, he decidido hacer esta entrada por la afinidad con mi estilo.

Patek Philippe fue creada en el año 1839 por Antoine Norbert de Patek (inmigrante polaco) y Jean-Adrien Philippe (relojero francés) con el único objetivo de crear, producir y ensamblar los mejores relojes del mundo.

Este propósito se ha mantenido por sus sucesores convirtiéndose en la última manufactura independiente de Ginebra en manos de una sola familia. Goza de total autonomía en materia de creación, diseño, desarrollo y fabricación de sus relojes. Dominan todas las etapas de la producción, desde el desarrollo hasta el ensamblaje final, incluyendo la producción en la propia empresa de los movimientos, cajas y pulseras.

Cuentan con 1600 empleados: un equipo de ingenieros, técnicos, diseñadores y doscientos relojeros. El desarrollo de un nuevo modelo requiere entre 3 y 5 años, en función de las complicaciones. Este proceso puede durar hasta 9 años para las piezas de excepción como el Calibre 89, el reloj de bolsillo más complicado del mundo.

Ha demostrado su papel pionero registrando más de 80 patentes, entre ellas unas veinte de capital importancia en la historia de la relojería.

Colaboran con la fundación suiza Children Action, creada en febrero de 1994 que, brinda ayuda a la infancia en temas como cuidados médicos y quirúrgicos, apoyo psicológico y prevención del suicidio en adolecentes, tanto en Suiza como en otros países. En el año 2009 vendió el reloj Calatrava de titanio por 520.000 francos suizos y el año pasado el Hora Universal “Vue de la ville de Genève” (Vista de la ciudad de Ginebra)por un millón de francos suizos.

Tradición, distinción, profesionalidad y solidaridad. ¿Qué más se les puede pedir? ¿Un museo? También lo tienen.

Os dejo el vídeo de una parte de las colecciones que alberga. Espero que os guste.

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