24/5/14

Quino: Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2014

I     II
Tenemos los diez libros de Mafalda desde hace mucho tiempo y, de tanto releerlos, bastantes páginas están desencuadernadas. Todos sus personajes tienen esa sutileza que sólo el genio de Joaquín Salvador Lavado Tejón, conocido internacionalmente como Quino, puede atribuirles. Es una persona bondadosa, muy tímida, sencilla y coherente entre lo que piensa, lo que cuenta y lo que dibuja.

Cuando supe que había sido galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2014 no me extrañó y el acta del jurado encargado de su concesión es impecable:

“Quino alcanzó fama internacional con la creación del universo de Mafalda, una niña que percibe la complejidad del mundo desde la sencillez de los ojos infantiles. Mafalda, la principal protagonista del trabajo creativo de Quino, es inteligente, irónica, inconformista, contestataria y sensible. Sueña con un mundo más digno, justo y respetuoso con los derechos humanos. Al cumplirse el 50 aniversario del nacimiento de Mafalda, los lúcidos mensajes de Quino siguen vigentes por haber combinado con sabiduría la simplicidad en el trazo del dibujo con la profundidad de su pensamiento”.

Ahora, su biografía aparece en todos los medios de comunicación y, para no aburriros, deseo compartir con vosotros algunas singularidades:

La figura de su tío Joaquín Tejón, apreciado pintor y diseñador gráfico nacido en Málaga que cuidaba de Quino y sus hermanos y con el que, a los tres años de edad, descubrió su vocación: una noche del año 1935, en Mendoza, cuando los padres de Quino se encontraban en el cine, su tío cogió un lápiz azul y le dibujó un caballo. Entonces comprendió, con ese anhelo con el que se comprende todo en un segundo, que su vida entera flotaría sobre papel y lapiceros: “En ese momento supe que quería dibujar. Hasta hoy me sorprende que uno con un lápiz dibuje todo lo que se le ocurre... lo que puede. Porque uno dibuja como puede, no como quiere”.

Su esposa Alicia Colombo, nieta de inmigrantes italianos, con quien comparte su vida desde hace cincuenta y cuatro años, ha sido la impulsora de la difusión de su obra: "Yo no contestaba las cartas. Y había un editor italiano que me escribía y quería editar Mafalda. Entonces Alicia le contestó y así empezó todo. Sin chistar, o chistando un poquito. La difusión que ha tenido Mafalda en el mundo es gracias a ella".

Joaquín Lavado nunca ha tenido coche, prefiere caminar para poder observar; no le atrae Internet ni los teléfonos móviles. Uno de sus platos preferidos es la sopa Quaker.

Sus personajes son su lograda descendencia al no haber querido tener hijos influenciado, en parte, por el fallecimiento de sus padres antes de cumplir la mayoría de edad.

Dejó de dibujar a Mafalda en el año 1973 por varias razones, siendo el gobierno militar una de ellas: "Una chica como Mafalda no podía dejar de hablar de lo que estaba pasando. Y si yo hablaba de lo que estaba pasando, me tenía que ir del país, como ocurrió dos meses después". En el año 1984 comentó: “Un dibujante me dijo una vez que cuando uno tapa el último cuadrito de una historieta con la mano y sabe cómo va a terminar debe dejar de hacerla. Y, bueno, eso me pasó".

Como suelo hacer, os transcribo algunas de sus declaraciones:

Mis padres eran andaluces. Los amigos de mis padres también. Había un verdulero andaluz que andaba en un carro. Era un Lorca, el tipo. Gritaba: ¡Traigo er sol y la luna de lo´ tomateee...! Yo hablaba en andaluz y en la escuela no me entendían. Si me cruzaba con un tipo que iba con un perro, llegaba a la escuela y le decía a un compañerito: ‘Viniendo pacá, me crucé con un tío que iba con un perrito’. ‘¿Y cómo se llamaba el perrito?’, me preguntaban. ‘Ah, yo qué sé’, decía yo. ‘Pero cómo, ¿no era el perro de tu tío?’ Mi timidez también tiene que ver con eso”.

"Mafalda nació así no por mí, sino porque ya estaba el Che Guevara haciendo la guerrilla en América latina, la guerra en Vietnam, Juan XXIII, las mujeres protestando por todo y salió así porque la época era así. Entonces parecía que el mundo iba a cambiar para mejor. Y cambió, no digo que para peor, sino para seguir siendo como siempre".

Mafalda se sigue leyendo igual que antes. Es decir que siguen vigentes los mismos problemas y las mismas injusticias que hace veinte años”.

“A lo largo de la historia uno se da cuenta que el mundo repite siempre los mismos errores, es increíble”.

Dibujar me cuesta muchísimo y borro muchísimo. Tengo temas recurrentes como la muerte, la vejez, la lucha entre débiles y poderosos…la contradicción humana, el histerismo femenino, la frustración burocrática, la demagogia, la represión, la soledad, los tabúes sexuales, la impotencia hacia el futuro... Pero el deporte, por ejemplo, casi no lo trato. No me gusta meterme en terrenos que no conozco bien”.

Los ojos son simples líneas o puntos que tienen la mayor fuerza expresiva. ¡No logro entender cómo es posible que a veces tenga que borrar quince veces un puntito hasta que sale con la expresión que quiero darle!”.

"Soy un dibujante sobre papel. No me gusta salirme de eso. Mafalda me gusta así y no quiero que me la vengan a cambiar".

Me siento mediterráneo. Cuando aparecí con mi propuesta distinta de humor, yo venía de una provincia y me había criado en un ambiente de inmigrantes, donde había españoles, italianos, sirio-libaneses. En ese ambiente, era más mediterráneo que argentino”.

Me cambia el carácter si voy a España, porque me siento muy contento, quizá por las raíces”.

Su consejo para los jóvenes que están empezando una carrera como dibujantes es: "Ver mucha pintura, ir a todos los museos que se pueda y leer, leer mucho. La vocación está muy bien pero hay que trabajar mucho".

Serán sus personajes los que cierren esta entrada:

Mafalda: "¡Que levanten la mano los que estén hartos de ver el mundo manejado con los pies!".
Guille: “Mafadda, cuando un paíz ze gazta ¿adónde lo tidan?".
Felipe: "¿No sería hermoso el mundo si las bibliotecas fueran más importantes que los bancos?"
Susanita: "¿Yo tener hijos para perpetuar la especie? ¿Qué me importa a mí la especie? Yo quiero ser madre y no una fábrica de repuestos".
Manolito: "Se habla mucho de depositar confianza, pero nadie dice que interés te pagan".
Miguelito: "La vida no debiera echarlo a uno de la niñez, sin antes conseguirle un buen puesto en la juventud".
Libertad: "¿Por qué complicarse la vida con los problemas del país, cuando la solución más simple es solucionarlos?".

Enhorabuena, Quino, por este merecido premio.

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