25/6/17

Las once reglas reales

        Bill Gates                   Charles J.Sykes
Las once reglas fundamentales para enfrentarse a la vida real cuando los jóvenes terminan sus estudios, son atribuidas a Bill Gates, dueño de Microsoft Corporation, cuando en el año 2007 pronunció una conferencia en Escuela Superior LakeSide donde había estudiado. La polémica surge cuando en el libro 50 Rules Kids won’t Learn in School (50 Reglas que los chavales no aprenderán en la Escuela) escrito por el periodista y escritor Charles J.Sykes.

Tanto Bill Gates como Charles J.Sykes no han realizado comentario alguno. Si Bill Gates se basó en el libro de Charles J.Sykes para informar a los nuevos graduados sobre las dificultades que pueden surgir cuando se incorporen al mundo del trabajo, me parece perfecto.

Estas son las once reglas.

1. La vida no es justa, acostúmbrate a ello.

2. Al mundo no le importará tu autoestima. El mundo esperará que logres algo, independientemente de que te sientas bien o no contigo mismo.

3. No ganarás 5.000 dólares mensuales justo después de haber salido de la Universidad y no serás vicepresidente, hasta que con tu esfuerzo te hayas ganado ambos logros.

4. Si piensas que tu profesor es duro, espera a que tengas un jefe. Ese sí que no tendrá vocación de enseñanza ni la paciencia requerida.

5. Dedicarse a voltear hamburguesas no te quita dignidad. Tus abuelos tenían una palabra diferente para describirlo: le llamaban «oportunidad».

6. Si metes la pata, no es culpa de tus padres, así que no lloriquees por tus propios errores; aprende de ellos.

7. Antes de que nacieras, tus padres no eran tan aburridos como probablemente lo sean ahora. Ellos empezaron a serlo por pagar tus cuentas, limpiar tu ropa y escucharte hablar acerca de la nueva onda en la que estabas. Así que antes de emprender tu lucha por las selvas vírgenes contaminadas por la generación de tus padres, inicia el camino limpiando las cosas de tu propia vida, empezando por tu habitación.

8. En la escuela puede haberse eliminado la diferencia entre «ganadores y perdedores», pero en la vida real no. En algunas escuelas ya no se pierden años lectivos y te dan las oportunidades que necesites para encontrar la respuesta correcta en tus exámenes y para que tus tareas sean cada vez más fáciles. Eso no tiene ninguna semejanza con la vida real.

9. La vida no se divide en semestres. No tendrás vacaciones de verano largas en lugares lejanos y muy pocos jefes se interesarán en ayudarte a que te encuentres a ti mismo. Todo esto tendrás que hacerlo en tu tiempo libre.

10. La televisión no es la vida diaria. En la vida cotidiana, la gente de verdad tiene que salir del café de la película para irse a trabajar.

11. Sé amable con los «nerds» (los más aplicados de tu clase). Existen muchas probabilidades de que termines trabajando para uno de ellos.

18/6/17

La excepcional bailarina Diana Vishneva

Diana Vishneva    Diana y Constantin   «Beauty in motion»
Diana Vishneva nació en Leningrado (ahora San Petersburgo). Comenzó a estudiar danza a la edad de seis años y a los once entró en la Academia Vaganova de Ballet Ruso, de donde se graduó en 1995, siendo alumna de la profesora Lyudmila Kovaleva.

En 1994 recibió la medalla de oro en el concurso internacional de bailarines de ballet jóvenes en Lausana y en 1995, siendo aún estudiante en la Academia de ballet ruso, fue la protagonista de «Cenicienta» en el Teatro Mariinsky. Durante más de una década ha sido directora del Mariinsky Ballet en San Petersburgo y del American Ballet Theatre en Nueva York, además de haber viajado con muchas otras compañías por todo el mundo.

Reconoce la importancia de su aprendizaje en Rusia; sin embargo, el hecho de haber colaborado con coreógrafos de diferentes países, le ha permitido expresar nuevos sentimientos a través de la danza.

Tiene su propio festival de danza y su propia academia que siempre le inspiran, no le interesa el poder, sino el lado creativo de las cosas.

En septiembre de 2010 se cumplieron quince años de su carrera en el Teatro Mariinsky y como bailarina clásica profesional entiende las dificultades de la profesión. Utilizando su experiencia, creó la Fundación Diana Vishneva para el Desarrollo Coordinado del Ballet y poder unir los esfuerzos y habilidades de las organizaciones e individuos necesarios para alcanzar los objetivos culturales, caritativos y creativos de su fundación.

Sus propósitos son:

- Mejorar el acceso al ballet para todas las clases sociales, incluyendo niños que estudian ballet y danza, artistas jubilados y amantes del ballet.

- Apoyar a bailarines de ballet y artistas jubilados que, por accidentes, ver mermados sus ingresos e incluso, a veces, tienen que abandonar la profesión. En la actualidad, no existe un sistema para ayudar a los bailarines en tales circunstancias y muchos de ellos que antes eran reconocidos y aclamados son hoy olvidados y experimentan grandes dificultades.

- Organizar y producir nuevos proyectos de ballet.

Diana Vishneva se considera una persona multicultural y está decidida a seguir siendo libre e independiente. Desea formar una familia con su esposo Konstantin y ampliar el trabajo de su fundación. Su meta es mirar al futuro sin estancarse en el pasado.

11/6/17

«El aniño de la Conmemoración» de Philippe Prost

Philippe Prost  «El aniño de la Conmemoración»  Exterior   Interior
La guerra es el suceso más terrible que siempre acecha a la humanidad. No hay vencedores ni vencidos, sólo hay víctimas y dolor en cualquier lugar que surja.

El arquitecto francés Philippe Prost, es consciente de ello y como recuerdo a todos los soldados que murieron en la región de Nord-Pas de Calais y Artois, en la cruenta Primera Guerra Mundial, diseñó «El anillo de la Conmemoración».

Fue construido en el 2014 a 10 kilómetros al oeste de Lens en la colina de Notre- Dame- de- Lorette junto al cementerio militar más grande de Francia. Philippe Prost diseñó el exterior como una cinta de hormigón oscuro, el color de la guerra, y en el interior la luz se refleja en 500 hojas de metal dorado en el que están escritos los nombres de los 579,606 combatientes, dispuestos en orden alfabético, sin distinción de nacionalidad, rango o credo.

Philippe Prost quería dar forma a la fraternidad, dar expresión a la paz y unir el arte con la naturaleza poniéndolos al servicio de la memoria. Eligió la figura del anillo para dar una forma a la hermandad y reunir a aquellos que una vez fueron enemigos, pensando en el círculo que se forma cuando las personas se dan la mano.

Según Philippe, el anillo es sinónimo de unidad y eternidad porque los nombres constituyen una especie de cadena humana y las letras siguen sin fin.

Philippe Prost ha conseguido unir el arte y la naturaleza al servicio de la memoria para que recordemos constantemente la importancia de la paz y para ofrecer a Europa una visión pacífica del futuro.

10/6/17

La escultora Anna Hyatt Huntington

Anna Hyatt   Juana de Arco  Anna Hyatt Huntington   Diana cazadora
Como todos sabemos la Exposición «Visiones del mundo hispánico. Tesoros de la Hispanic Society of America» creada en 1904 por el filántropo e hispanista Archer Milton Huntington (1870-1955) para la divulgación y el estudio de la cultura española en Estados Unidos, podemos visitarla en el Museo del Prado, desde el 4 de abril hasta el 10 de septiembre.

No voy a dar detalles de esta exposición ni de su fundador, esta entrada la dedico a Anna Hyatt Huntington que es un ejemplo del antiguo dicho: «Detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer».

Nació en Cambridge, (Massachusetts), el 10 de marzo de 1876 y continuó trabajando hasta finales de los años sesenta, dejando la escultura y descansando en su hogar de Redding hasta su fallecimiento el 4 de octubre de 1973 con 97 años.

Anna era la pequeña de los tres hijos de Alpheus Hyatt, un profesor de paleontología y zoología de la Universidad de Harvard, y Aduella Beebe Hyatt, una pintora de paisajes.

Desde muy niña, Anna, siguiendo el ejemplo de sus padres, adquirió un amplio conocimiento de la anatomía y comportamiento de los animales y un entusiasmo por el dibujo. En la casa de verano de su familia, situada en Cape Cod, desarrolló un afecto especial por los caballos. Charlotte Streifer Rubinstein relató en su libro American Women Artists cómo una vez desapareció a la hora de la cena y su familia la encontró tendida en el campo delante de un caballo, mientras observaba el movimiento de los músculos de su mandíbula cuando comía hierba.

Aunque Anna estaba fascinada por el mundo animal, ingresó en una escuela privada en Cambridge para estudiar violín y pasó varios años entrenando para convertirse en una violinista profesional.

Cuando tenía 19 años, Anna ayudó a su hermana, Harriet Hyatt, en un grupo escultórico que incluía al perro de la familia. La escultura fue aceptada para ser exhibida por una de las sociedades nacionales de arte y vendida. Fue en ese momento cuando Anna sustituyó sus cursos de violín por los estudios con el escultor Henry Hudson Kitson. Expuso por primera vez en el Boston Arts Club con cuarenta esculturas de animales. Su proyecto era abrir una escuela de arte; sin embargo, la muerte de su padre y el matrimonio de su hermana con Alfred Mayor cambiaron estos primeros planes. Anna dejó Massachusetts para trasladarse a Nueva York en 1902.

Entre 1903 y 1936 siguió esculpiendo y sus estatuillas le permitieron ganarse la vida sin verse obligada a enfrentarse a las barreras de su género. Esos logros dejaron su huella en Nueva York. Los precios de venta de sus esculturas oscilaban entre 25 y 335 dólares, algunas de sus pequeñas esculturas de animales como «Tiger Yawning» vendieron cientos de copias, otras se adaptaron a objetos funcionales como marca-páginas y abrecartas. En 1912, según un informe, Anna ganaba más de 50.000 dólares al año, colocándola entre las mujeres profesionales mejor pagadas en los Estados Unidos, ella comentó que la cantidad había sido exagerada.

Anna introdujo sus esculturas en instituciones públicas como museos, comités de monumentos, academias, sociedades, cintas, medallas, premios, comisiones, galas y desfiles, organizados por ciudadanos con aspiraciones cívicas similares a las suyas.

Anna Hyatt sabía que para atraer toda la atención de Nueva York necesitaba ser reconocida por el Salón de París. Entre 1906 y 1910 pasó largas estancias en Francia trabajando en más temas de animales; sin embargo, su meta era esculpir el caballo perfecto en grandes proporciones y lo consiguió exhibiendo un monumental caballo en el Salón de París de 1910. Este caballo demostró ser sólo un accesorio para su jinete, Juana de Arco. Vestida con armadura y alzando la espada hacia el cielo, Anna Hyatt desafió a la sociedad artística parisina con su versión de la sagrada figura que, obedeciendo las voces religiosas para salvar a su nación, murió como mártir en la hoguera. A pesar de las dudas del jurado del salón sobre si ella había podido realizar la escultura de tamaño natural, le concedieron una mención honorable.

Cuando regresó a Nueva York, en 1915, se expuso la escultura de Juana de Arco en público convirtiéndose en el primer monumento de la ciudad para honrar a una mujer.

En 1923, Anna Hyatt conoció al que se convertiría en su marido. Fue en la Sociedad Hispánica de Nueva York donde se estaba organizando una exposición de esculturas. Archer Milton Huntington era un rico heredero del ferrocarril que dedicaba parte de su tiempo a obras filantrópicas relacionadas con la cultura hispánica por la que sentía un gran interés. El 10 de marzo de aquel mismo año, el día que ambos celebraban su cumpleaños, se casaron en una bonita ceremonia en el estudio de Archer. El matrimonio también tuvo un profundo impacto en la profesión de Anna.

Su marido le contagió su pasión por la cultura hispana que se tradujo en obras como una escultura de «El Quijote» y otra de «El Cid Campeador» que fue donada a Sevilla. Ambos fueron nombrados hijos adoptivos de la ciudad andaluza.

Durante su carrera experimentó con nuevos materiales más ligeros como el aluminio y una mezcla de látex y cerámica.

Su obra cuenta con numerosos premios y distinciones como la Saltus Gold Medal de la National Academy of Design (1915), la Gran Cruz de la Orden de Alfonso XII (1929), la Medalla de Oro de la Academy of Arts and Letters (1930), la Legión de Honor del gobierno francés (1933), la Widener Gold Medal de la Fine Arts Academy de Pensilvania (1937) y la Medalla de Honor de la National Sculpture Society (1940).

Anna Hyatt Huntington, una gran mujer con una asombrosa personalidad que logró cumplir sus sueños.

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